La importancia de modernizar

Decir que los Registros Públicos de la Propiedad y los catastros deben ser instituciones modernas y que funcionen en forma eficiente y eficaz y que para ello deben modernizarse permanentemente, debiera ser algo evidente que no requiere demostración o argumentación en su favor. No obstante, esto no es así en muchos de los casos. De hecho, tradicionalmente se les ha calificado como sinónimo de lo contrario.

Sin embargo, si asumimos que modernizarlos es una necesidad y que evidentemente a todos conviene, lograrlo no es algo tan sencillo como puede parecer y requiere de muchos elementos que lo hagan posible.

Por una parte y en orden lógico de secuencia, lo primero que hay que saber o entender, ¿Cuáles son las funciones que deben desempeñar estas dependencias? y ¿Cuáles son sus objetivos?, tanto de primer nivel de atención a la sociedad, como en relación al propósito posterior de generar información estratégica que sirva de insumo a las inversiones de los sectores productivos. Con ello deben trazarse los objetivos de un proceso de modernización, a fin de estar ciertos en que se alcanzarán las metas.

Posteriormente deberán enumerarse y plantearse soluciones para cada tema que componen las columnas que sustentan la modernización, desde las leyes y reglamentos que deben cumplirse, pasando por los procesos y capacitación, los sistemas informáticos y sus bases de datos, su interrelación e interoperabilidad con otras dependencias, los aspectos de personal y calidad, así como todas las demás necesarias.

No evitamos mencionar una que pudiera con frecuencia dejarse de lado y que es igualmente importante que las demás: Crear un Programa ordenado de modernización, sustentado con indicadores que permitan evaluar el avance, medir los resultados y determinar cuáles son los esfuerzos que deben realizarse, lo cual no es cosa simple.

En efecto, ¿en qué sentido o dirección deben avanzar los programas, con qué metodología deben medirse y evaluarse, en qué forma y con qué criterios?

No obstante que lo que aquí mencionado puede también parecer evidente, tampoco lo es. Seleccionar un indicador de seguimiento, así como conocer o trazar una visión o meta final para el proyecto, tampoco es cosa sencilla si no se tienen al menos todos los elementos antes mencionados y tal vez, algo más: la experiencia y el criterio para el diseño del programa y la habilidad para coordinar su ejecución.

Tampoco hay que hacer de lado el reconocimiento y uso de las mejores prácticas, los referentes que existan de los casos de éxito, la racionalidad y rentabilidad del programa, sin dejar de lado los casos sucedidos no muy afortunados.